sábado, 5 de agosto de 2017


En mi último viaje a Salamanca confluyeron en tiempo y espacio, el libro de Charo Alonso, “Dama Luna” y la película de Jonathan Cenzual, “El pastor”.

He leído con interés el libro y he visto la película en dos ocasiones. He podido hablar con los autores de sus creaciones y me interesa cruzar las historias por lo que se asemejan en lo metafórico, produciéndose los hechos contados  a un siglo de distancia entre ellos.

En alguna ocasión he leído que la historia no es lo que realmente se vive sino lo que cada uno recuerda después de que se procesa mentalmente. Los sucesos se pierden en el tiempo, cada persona guarda una idea de lo vivido o de lo que le argumentan. Ahora bien, la esencia es innegable. De aquello que se queda en nada, late el sentir esencial.

A principios del siglo XX, Inés Luna Terrero nace hija única, con un padre que “cuenta la leyenda edulcorada” lleva la electricidad a Salamanca y su provincia. Construye un palacete, “El Cuartón” donde reside con su mujer y su hija a quien llamaban Bebe. Pasado el tiempo, en la adolescencia, Inés Luna se queda prendada del hijo de uno de los renteros de la finca. Ante dicho sacrilegio, Carlos Luna, padre de Inés, despide y arroja fuera de la finca a todos los cuidadores del ganado, las tierras y el servicio casero, dejándoles en una situación similar a los protagonistas de “Las uvas de la ira” de John Ford. Se trasladan de pueblo y allá en el horizonte fundan Centenares. Crean una forma de vida y siguen como pueden adelante con sus vidas.
En el caso de la película de Jonathan Cenzual, “El pastor”, la historia narra las amenazas que sufre este pastor, Anselmo, que ve violentada su forma de vida cuando unos promotores inmobiliarios le quieren comprar la tierra. Es la Salamanca contemporánea, meseta adentro, siglo XXI la que nos ilustra el director.

Las dos historias confluyen en algo determinante para ambas. En la primera, la que el libro nos relata, es el dinero y el poder político que tienen los Luna -el abuelo había sido senador por la provincia de Salamanca y a Inés Luna se le atribuyen amores ilícitos con Primo de Ribera- mientras en la segunda lo que la película nos muestra es la intrusión del dinero corrupto y robado a los contribuyentes de los inversores inmobiliarios, para comprar las tierras de este pastor que decide por voluntad propia seguir cuidando de sus ovejas y su perro como forma de vida.
Inés Luna dilapida toda la fortuna de sus antecesores hecha con el sudor de los obreros en viajes, compras y extravagancias; los inversores inmobiliarios quieren arrebatar a toda costa la forma de vida del pastor con la fortuna hecha de la corrupción y la expulsión de las casas de muchas familias. La confluencia de cómo se producen los hechos goza de una similitud que no podemos negar, ni eludir.

¿A que conduce toda esta reflexión? Pensemos con calma.

La película es buena muestra de un cine social que invita a reflexionar a muchos niveles. Podríamos empezar analizando a los personajes en su interior y el papel que ocupan dentro del contexto social.
-El protagonista, Anselmo, un pastor charro de la castilla adentro, acostumbrado al trato con la naturaleza y los animales que solo se asoma a la vida en sociedad cuando necesita algo. Es persona de necesidades limitadas. Lo veremos en la biblioteca, mostrándose buen lector, en la consulta del veterinario atendiendo a las necesidades de su perro, en el bar del pueblo tomándose un vino al final del día y poco más. Hombre de compleja vida interior que cuenta más por sus silencios que por sus negativas verbales a hacer con su vida algo que no le interesa para nada. De trato cordial pero distante. Desconfiado e indiferente, rústico que no grosero. Solo se impacta por acontecimientos muy serios (caída al pozo del niño, ataque brutal a su amado perro…)
-El policía, su paño de lágrimas ante los ataques de los vecinos que quieren vender sus tierras para procurarse mejoras materiales, saldar deudas y poder llevar a sus hijos a la universidad.
-Los vecinos de perfiles simples y desasosegados por todo lo que de material tiene la vida que tenemos y la falta de dinero para cubrir necesidades que nos hemos hecho inevitables.
-La bibliotecaria, mujer de provincia pequeña que va y viene por la vida en un mundo de apariencia cerrada y aburrida.
-El director de las inversiones perfilado como alguien presuntuoso y lleno de ambición que no va a dudar en traicionar y dejar sin nada a quien le impida lograr sus propósitos.
Todos conforman un grupo de hombres y mujeres de la actualidad cotidiana e inherente.

“El pastor” es un filme que en palabras de su director nunca pretendió ser un western. El avance y el desarrollo de los acontecimientos lo convierten en una historia que irremediablemente nos conduce a que lo referenciemos como tal.
Sus protagonistas caminan en esa dirección. Se va pasando del intento de conquista y colonización de la tierra de Anselmo, -el deseo de ocupar su tierra, acabar con sus ovejas y destruirle su paisaje- al enfrentamiento por parte de los vecinos y la inmobiliaria, metáfora de progreso y prosperidad, y garante de seguridad y bienestar. Acompañado todo ello de una violencia insólita como épica colonizadora, solo que aquí como en “Perros de Paja” de Sam Peckinpah, será el pastor quien lo resuelva.
El trasfondo moral que se adivina empuja al espectador a cuestionarse temas de actualidad inminente, como son el fraude de los inversores a los contribuyentes, la violencia por toda acción-opción que se aleje de lo común, la falta de coherencia con las situaciones que se viven, incluso la violencia verbal contra las mujeres.
Destacar la importancia que se concede en la película a los animales en este caso ovejas y un perro que es el amor incontenible de Anselmo. Le hace feliz su compañía, sus silencios leales y será una situación creada en torno al mismo lo que conduzca a la resolución de la trama dramática de la película.

Dotada en una primera parte de una fotografía espléndida con imágenes que nos muestran el amanecer y el atardecer, caminando a la salida y la caída del sol Anselmo y sus ovejas.
En el transcurrir del film veremos una evolución-emocionalidad narrativa que acaba derivando en thriller psicológico, donde la condición humana anida y se vuelve grotesca. Soledad, codicia y supervivencia se convierten en los tres parámetros que determinan la historia. En torno a ello Jonathan Cenzual consigue interesar e intrigar al público, creciendo la tensión en la medida que la trama va resolviéndose. Gran valor el artístico por parte de su director que consigue con un presupuesto reducido una película muy interesante.
Jonathan Cenzual y Javier Tolentino el 14 de julio de 2017 en un primer encuentro del "Séptimo Vicio" y "Zoes" con los cineastas salmantinos en "La Salchichería" en el Barrio Oeste de Salamanca
"Dama Luna" de la escritora y periodista "Charo Alonso"

jueves, 19 de enero de 2017

JEAN-PIERRE LEAUD: DE FRANCOIS TRUFFAUT A ALBERT SERRA. De Antoine Doinel “El Pequeño Desertor” a LUIS XIV “El Rey Sol”


 
Revisionando el personaje de Antoine Doinel, encuentro a un Jean-Pierre Leaud en la película “Besos robados” -1968- emulando a un vendedor de calzado a quien su encargada reprende por no encontrar unos zapatos de una clienta, diseño “estilo Luis XIV”. Han transcurrido 48 años, el destino y la casualidad, le brindan a Leaud el paso de plebeyo a rey sol de la mano de Albert Serra en “La muerte de Luis XIV”.
Intuyo el condicionamiento que el personaje de Antoine Doinel ha ocasionado a Jean-Pierre Leaud, dada la importancia de nacer de la mano de un maestro del cine como fue Francois Truffaut. ¿Realmente Antoine Doinel es Jean-Pierre Leaud o en su defecto Jean-Pierre Leaud interpreta a Antoine Doinel? Nunca lo sabremos, es posible que hasta al propio actor se le confunda la idea en sueños.

El lujo de ser Antoine Doinel, personaje de postín, no tiene alter-ego en el cine desde sus inicios a finales del siglo XIX. Es único e irrepetible, reiteradas veces emulado, como de pasada, en diversas películas. François Truffaut fue muy grande con “Los cuatrocientos golpes” (1959), un debut de una exquisitez ejemplar, rupturista, innovador, esencial en el surgimiento de una nueva forma de contar que hasta entonces no se contemplaba, hoy día los directores tienen una gran deuda con la Nouvelle Vague.

Antoine Doinel es por encima de todo “una melena al viento”, unos ojos perspicaces, acompañados de un rápido andar y correr, unas actitudes libres, cultas - lee a Balzac desde temprana edad y le enciende velas a modo de santificación-, anarquistas, cariñosas, tiernas, asustadizas, un pecador impecable, un adultero irredento.
 
La prematura muerte de Françoise Truffaut nos dejó con la incógnita de ver un Doinel entrado en años, la circunstancia nos da la oportunidad de poner nuestra imaginación al servicio del pensamiento abstracto particular, pudiendo fabular un Antoine Doinel particular, una vez finalizado su último trabajo, casi ya maduro, en “El amor en fuga” (1978).

Será Albert Serra quien devuelva la melena a Antoine Doinel en “La muerte de Luis XIV”, esta vez como postizo feo, ostentoso y me atrevo a decir que hasta sucio dada la condición de sucio que le atribuye la historia al rey.

Mi maravilloso Antoine Doinel, se convierte en la mirada del director, en un anciano Luis XIV, prodigioso. Aquellos ojos vivos y seductores de Jean Pierre Leaud, hoy a sus 72 años, emulando al rey son la viva imagen de la desolación y la muerte próxima. Su cuerpo entonces esbelto, ágil, grácil y ligero, hoy esta postrado en su lecho de muerte, oscura y tenuemente iluminado, lleno de dolor, putrefacción y respiración fatigosa - impagables las imágenes que dedica el director al abdomen que se infla y desinfla cual maquina asistida de hospital de siglo XX I- el rostro de Antoine Doinel., hoy Luis XIV, ha pasado de la divertida sonrisa con dientes descolocados, de los ojos del provocador deseo, a la mueca dolorosa, triste e insigne de un rey a quien le cuesta aceptar que sus días han acabado en este mundo después de un larguísimo reinado de más de 70 años. Sus piernas raudas y agiles de antaño hoy están doloridas y una de ellas gangrenada.

En verdad Antoine Doinel, fue un rey absoluto, a su manera, pasaba con suavidad y despiste del querer al dejar de querer, de la vivencia inmediata y urgente a secuenciar pausadamente muchas circunstancias vitales.
 
El Luis XIV de Serra, acumula todos los poderes, mandatos, la admiración de una corte aduladora y unos médicos, con escasos datos sobre el cuerpo humano, que Jean Pierre Leaud interpreta sabiamente para la historia del cine, como nos legó su personaje de Antoine Doinel.

En un artículo de la revista Cinema Comparat, Albert Serra dice textualmente: “Todas las películas deben nacer solo en la pantalla. Nada de lo que vemos debe haber sucedido antes en la realidad. Solo la cámara debe ser capaz de registrar aquello esencial del actor; las personas en el rodaje no deben poder percibirlo. Por eso, me he acostumbrado, cada vez más, a no observar lo que sucede en el plato cuando se está grabando. Cada escena debe ser nueva, con nuevos diálogos, nuevos giros, y si ya ha sido contemplado se vuelve vieja y gastada. Ni siquiera puede ser pensada, ni concebida en un sentido físico. La escena solo existe en el rostro del actor y su reacción espontanea es nuestra mirada de espectador”

El lenguaje de la mirada, del instante que capta la cámara es la esencia y el fundamento de la interpretación de Jean Pierre Leaud en “La muerte de Luis XIV”. Dichas esencias son latentes en cada una de las arrugas de su rostro, de provocadora respuesta, al igual que el palpitar de sus mejillas. Al percibirlas los espectadores las dotamos de un sentido personal. Con esto queda demostrado que un mismo gesto puede ser sentido de muy diversas maneras dependiendo de quién lo viva. Este lenguaje fílmico es muy personal, peculiar y transcendente. Rompe con el clasicismo de la narrativa cinematográfica usada por infinidad de creadores.

Durante la época histórica en la que transcurre la película –siglo XVIII-, la medicina tenía unos conocimientos mediocres, con unos resultados catastróficos. Albert Serra evoca y rinde culto al médico personal del monarca, Fagon, quien pensaba que todos los males que pasaba su amado rey tenían su origen en su dentadura, por ello le extrajo todos los dientes y llego a romperle la mandíbula, influyendo mucho en su manera de comer, limitándole a sopas, purés, todo se lo trituraban. Fagon en su incondicionalidad y entrega, comienza diagnosticándole una ciática al regreso de una partida de caza. Al poco tiempo le aparecen manchas negras que denotan presencia de una gangrena, con terribles dolores y provocadora de olores desagradables. Ya cuando desespera, ante la impotencia de sentirse inútil, aprueba la visita de un personaje que dice poseer un remedio milagroso, si bien le alivia momentáneamente no le cura, entrando con el paso de las horas en un estado semi-comatoso.

La recreación de todas estas situaciones es acompañada de unas tamizadas luces, unas conversaciones- casi susurradas- que solo suben la entonación cuando se van a dirigir al rey pera alertarle.
La gestualización del elenco actoral en muchas ocasiones es llevada a terrenos que rondan los lenguajes teatrales.

Albert Serra con su cine pretende salvar el muro contra el que el público choca al afrontar películas que exigen puntos precisos de profundidad. Aportar un alimento diferente, no habitual en los lenguajes fílmicos, creando situaciones concretas y puntuales, como es la agonía y ultimas horas de Luis XIV en su lecho de muerte. Se salta los cánones clásicos del cine “basura”, los productos de enriquecimiento ilícito, para el esto es una responsabilidad y pretende contribuir con rigor y estilo intelectual a una formación cultural diferente.
“La muerte de Luis XIV” es una muy buena película de la que es importante impregnarse.

domingo, 8 de enero de 2017

MIMOSAS - Viaje al interior del alma humana

 
 
“Mimosas” Oliver Laxe
Cuando voy a una película como esta llevo unas expectativas muy elevadas, no puedo negar que el cine que más me gusta es aquel que además de mostrarme la vida, me muestra el alma, el sentir, la versatilidad, el más allá de lo cotidiano y tantas otras cosas.
Oliver Laxe, en esta su segunda película consigue interesarme por una historia simple. Una caravana acompaña a un anciano moribundo Sheikh a Sijilmasa.Viaje a través del Atlas marroquí. Las sucesiones de acontecimientos conforman la película.
Un personaje magnifico, Shakib, salido de las mejores películas de aquel gigante director de cine llamado Pier Paolo Pasolini, da a la película “Mimosas” la posibilidad de mostrar un cine diferente, místico, pensante, naturalista y lleno de reflexiones en los “a posteriori”.
Personaje al que no le angustia el destino, vive las situaciones de manera natural, incluso resultando ligeramente cómico. Esa bonhomía que nos ofrece Oliver Laxe, es una alternativa novedosa ante la imposibilidad que marcan los tiempos a la realización de un cine más espiritual y no tan mecanicista y falto de fe.
 
“Mimosas” si algo tiene es valentía en su realización. Deja fuera los complejos y los miedos a las competencias desleales de las películas sin alma que no son más que productos para enriquecer a las grandes productoras, lanzando un órdago y naciendo desde la inteligencia, la sabiduría, la fe y el amor a los seres humanos.
Dejarse conquistar por la pureza de lo bello, natural y claramente bien pensante es algo que nace en el transcurrir del discurso de Oliver Laxe.
Su compromiso con la bondad ya me quedó claro en su película anterior, “Todos vós sodes capitáns”, alegoría a la solidaridad y la confianza en el ser humano.
El cine como herramienta de libertad y emancipación de las personas solo puede venir de la mano de películas como la que nos ocupa, donde el latido profundo de las personas brota de las imágenes inmensas de las rocas, las montañas, el agua o las explanadas polvorientas.
La frescura de los actores no profesionales contribuye a la espontaneidad y buen resultado de sus contribuciones.
He visto una película muy interesante e inquietante. Me ha gustado y la he seguido con verdadero interés. Es una buena prueba del buen cine que hacen los directores gallegos en la actualidad. Dos premios FISPRECI en Cannes para el director no son una casualidad, más bien constituyen una consolidación de la apuesta internacional por Oliver Laxe.
 
Mi puntuación es de 4* sobre 5*
 
Comentar que ayer en el CBA tuve la suerte de poder saludar a Lois Patiño, otro director muy de mi gusto y decirle lo mucho que me había gustado su película “Costa da norte”. Me comento que estaba haciendo otra película. Estaré expectante.


 

jueves, 5 de enero de 2017

Novo Cinema Galego: "Compartiendo el mensaje que su camino les traza con los espectadores"

 



NOVO CINEMA GALEGO

¿Por qué hablar de Novo cinema gallego?

Galicia y su cine están en un momento privilegiado. Su actualidad cinematográfica no tiene más límites que los atribuidos a la posible falta de inteligencia o aptitudes de sus profesionales. Afortunadamente esto no sucede, sus directores emergentes dan muestra de sobrado talento-presumo que este no es ocasional-asoman con vocación de permanencia profesional. Por todo ello están llamados a formar parte de los debates, tanto estéticos como argumentales que nos trae el nuevo siglo XXI. Esta oportunidad de oro no es desaprovechada por nombres como Oliver Laxe, Lois Patiño, Alberto Gracia, Eloy Enciso, Eloy Domínguez Serén, Xurxo Chirro, Xacio Baño, Peque Varela, Ramiro Ledo, Otto Roca, Alberte Pagán y algunos otros.

Lo sofisticado y tonificante de las producciones del Novo Cinema Galego (NCG) es una de las claves de su importante progreso dentro del Panorama Internacional. La prestigiosa revista “Cahier du cinema” dedico un reportaje especial al NCG. Será, el personalismo de su mirada subjetiva y su forma de rodar -“Une histoire seule” Xurxo Chirro-, lo que les distancia del cine actual que se produce en España. El NCG está en las vanguardias mundiales con películas que transmiten identidades -“Arraianos” Eloy Enciso-, la historia de sus emigrantes hace su función y capta adeptos -“No cow on the ice” Eloy Domínguez Serén-, -“Vikingland” Xurxo Chirro-. En ocasiones es un cine etnográfico. Hay una voluntad y deseo por parte de los cineastas de adaptar las historias que se cuentan para que la gente acuda el cine con curiosidad y ganas de saber. Proyectos colectivos, varios cineastas colaboran en determinadas piezas altruistamente.

La aparición del NCG posee espontaneidad y aumenta en número y estilo. Acontece un cine sensorial y filosófico -“O quinto evanxeo de Gaspar Hauser” Alberto Gracia-, -“Anacos” Xacio Baño-. Emocional -“Piedad” Otto Roca- y abiertamente cinéfilo. Se consiguen trabajos honestos y peculiares -“Todos vós sodes  capitans” Oliver Laxe-. Juegan con naturaleza y hombre, el mar puede servir de aventura iniciática -“Costa da morte” Lois Patiño-. Muy matizado el proceso de la mirada. Aun no definiéndose como una corriente estilística -cada uno posee su lenguaje personal y transcendente- tienen valores propositivos -“Pelicula urgente por Palestina” Alberte Pagán-, hay quien piensa que esto no es cierto. Lo estilístico en estos directores es el acercamiento a la realidad con total libertad -“O quinto evanxeo de Gaspar Hauser” Alberto Gracia-, siendo su postura ante el hecho cinematográfico lo que más les une -“Une histoire seule” Xurxo Chirro-. Militan y sobreviven, se aferran a lo que creen y no tienen interés comercial, contando con un proceso de rodaje abierto -“VidaExtra” Ramiro Ledo- y no calculado milimétricamente, siendo frontera entre la ficción y la realidad. Rompen con la tradición de los géneros -“Estereoscopia” Xacio Baño-. Basan sus trabajos en un plano que puede ser la idea de toda la película. Otras veces se presentan varios planos sin relación entre ellos -“O quinto evanxeo de Gaspar Hauser” Alberto Gracia-. En su sintaxis visual no hay continuidad secuencial. El mestizaje de los géneros impera. Su entorno es privilegiado para los trabajos más reflexivos -“Montaña en sombra” Lois Patiño-.

El NCG ha sido apoyado inicialmente por una serie de políticas públicas institucionales. Becas de creación a la “persona física” con una cuantía de 20.000€. En la práctica su amateurismo y la procedencia de campos ajenos a la cinematografía, sin formación práctica ni técnica –en algunos casos- y el estar fuera de las universidades y de los títulos oficiales implantados en la Comunidad Autónoma de Galicia les da pie a la realización de filmes más considerables que aportan arte y verismo.

La heterodoxia de su formación hace que su mirada sea plural, dispar y de variados referentes -“Costa da morte” Lois Patiño-. Cine nuevo, innovador, arriesgado frente a la inmovilidad y desgana conservadora del cine español.

Su fase de consolidación y solidificación sigue residiendo en los apoyos de las instituciones públicas y privadas. Sin este compromiso se acentuará el termino atribuido erróneamente de “minoritario” -dirigido a un público específico que se interesa por productos marginales-, su nacimiento no tiene esa intención, aunque no se puede pensar que se perpetuara solo con el compromiso de quienes lo realizan y sus amigos entusiastas. Hay que romper los estereotipos de dominación de cines con otros lenguajes narrativos. La autoproducción en muchos casos no va a poder mantenerse infinitamente. Cine de bajo presupuesto.

Estas producciones encuentran muchos aliados en la RED, es una realidad que se impone, en estos tiempos donde tan solo con un ordenador y una cámara se puede hacer una película. Con ello se prescinde, por la simpleza de los elementos, de la productora. Hoy el cine se puede realizar en celuloide, video y ordenador. El fácil manejo contribuye a la aparición de nuevos modelos narrativos. Estos equipos pequeños y multidisciplinares recurren a la creatividad para solventar posibles limitaciones. Será la posesión de la intensidad visual que les caracteriza -“Ser e voltar” Xacio Baño-, lo que les da poder frente al cine digital y 3D.

La importancia de su exhibición en Museos, Cursos y Ciclos y su paso por las Filmotecas es fundamental.

Constituyen una puerta oxigenante al futuro del cine. Y a una concepción moderna del mismo, ya que son obras sin finalizar, imperfectas, circunstanciales, con distintos niveles de lectura, abiertas e improvisadas.

Todos los creadores, los mencionados en este artículo y los omitidos, por el no visionado de sus trabajos o falta de espacio, merecen ser tenidos en cuenta, respetados y estudiados. El acto creativo tiene un valor intrínseco en esencia, los gustos son como un arco iris. Recordando a Nuccio Ordine y su libro “La utilidad de lo inútil”, apuesto fuerte por todo aquel creativo que, desde la curiosidad, la emoción y los conocimientos adquiridos se digne a mostrar sus obras a los demás, dejando atrás prejuicios, pudores e imperios económicos.

El NCG ha demostrado que en épocas de crisis los artistas florecen y ofrecen lo mejor de sí mismos. En menos de una década y bajo la influencia de algunos cineastas: Jean Marie Straub, Daniele Huillet, Andy Warhol, Rene Vautier, Chris Marker, incluso me atrevería a nombrar, en contados casos, “la esencia de Jean-Luc Godard”, los directores del NCG han conseguido que fuera de fronteras nacionales se les reconozca. Es mi intención desde estas líneas sugerir a los aficionados al cine que no se pierdan la oportunidad de ver los trabajos mencionados, porque con ellos nos motivamos, no solo a ver, sino a mirar la vida, no solo a percibir la naturaleza, el mar y la nieve, sino a sentir su profundidad y fragancia.

Lois Patiño es alma, espíritu Empedocles, Alberto Gracia esencia, primitivismo en curso, Eloy Enciso intimismo, eco de los silencios, Eloy Domínguez Serén verdad, mirada interior, Xurxo Chirro naturismo, calor de hielo, Xacio Baño deseo, dulzor amargo, Alberte Pagán denuncia, la vida en ciernes, Otto Roca dulzura y vida, Ramiro Ledo inconformismo, pasión irredenta.
 
Hoy 5 de enero se estrena en Madrid la esperada película de Oliver Laxe, “Mimosas” un recorrido místico por el Atlas Marroquí, las expectativas generadas por el director son copiosas. Vamos a disfrutar con pasión una vez más con el sorprendente NCG.

 

PREMIOS INTERNACIONALES:
·       Oliver Laxe ha obtenido dos veces el Premio FIPRESCI de la crítica internacional de Cannes, en 2010 por “Todos vós sodes  capitans” y en 2016 por “Mimosas”.
·       Lois Patiño consiguió el Premio al mejor Cineasta del Presente en Locarno Filmn Festival 2013 por “Costa da morte”.
·      Alberto Gracia gano el Premio FIPRESCI de la crítica en Rotterdam International Film Festival en 2013 por “O quinto evanxeo de Gaspar Hauser”.

martes, 3 de enero de 2017

"TODO MUJER" Reflexiones

 
RAFAEL GORDON












1. ¿Qué fue lo que te indico la determinación de realizar tu obra cinematográfica por el camino tomado y no por otro?
La necesidad de expresarme por mi mismo, y no obligado a seguir la demanda del público estándar, y menos los deseos de productores y directivos de televisión.

2. ¿Qué influencia recibes de los místicos y hasta qué punto mediatizan tus películas?
Los místicos tienen el secreto de sobrevivir con menos, en un mundo que demanda el máximo.  Me emociona el bisonte de Altamira, más que la programación de siete canales de televisión en hora punta.

3. ¿En qué momento tomas la decisión de dedicar tu obra casi íntegramente a la mujer?
Reconozco que, desde niño, he sentido una fascinación insondable hacia la mujer.  El hombre es fuerza y ego.  La mujer es sacrificio y sangre compartida.

4. ¿Qué opinión tienes sobre la experimentación de los nuevos lenguajes teatrales en los que el cine empieza a contribuir con su presencia escenográfica?

 
Todo lo que de cinematográfico pueda tener el teatro, me aburre a los diez minutos.  Pienso que el teatro lo creo el actor, y lo perfecciono el texto, lo demás, es esconder la esencia. 
5. ¿Comparte con nosotros tu película favorita de todos los tiempos y justifica el porqué de la elección?
“Ladrón de bicicletas” de Vittorio De Sica, se necesitó la destrucción de una guerra mundial para su existencia. Y reúne todos los géneros narrativos, y tiene una visión de los genios del cine desde Chaplin y Renoir a Buñuel a Rosselini. “Ladrón de bicicletas” no solo es cine, es civilización.
 
 ISABEL ORDAZ


TODO MUJER es lo que me gusta denominar una "película-joya", insólita, infrecuente, un cine que habla de cine además de contar una historia sobre seres humanos, personas; de una mujer, Amalia, que porta el testigo de la aventura de vivir, que sostiene la épica del día a día, del reír y del llorar, de la soledad, el fracaso o el amor.  Una película biennacida, dado que desde la primera lectura que hicimos del guion, hasta la perfección de la fotografía, luz que encarna, o la música, o la exquisita plasticidad de los encuadres, la veracidad de las interpretaciones, todo el equipo de la película, durante todo el rodaje, se conjuró para dar lo mejor de nosotros, para hacer vida, pero también arte, o lo que es lo mismo, un artificio sagrado a través del cual la vida suda.
 
 OUKA LEELE
El cartel para la película toda mujer solo podía ser interpretado por su protagonista, Amalia (Isabel Ordaz). Pues hay otros personajes en la obra, pero para mí, están dentro de ella, viven en su interior.
En el cartel, buscamos por encima de todo, la expresión de su cara, que todo lo dijera sin demasiada floritura, sin aspavientos ni exageraciones. El rifle fue un elemento de duda, pero finalmente decidimos ponerlo, sobre todo porque el director Rafael Gordon lo veía muy claro, como identificación del personaje y la fuerza de su personalidad. Discutimos mucho sobre el tema y finalmente la decisión fue unánime. El agua que llena el cartel llegó a última hora, como una bruma emocional que todo lo envuelve, ya que este largometraje es pura emoción y simbolismo. Después de ver una película es la primera vez que se desarrolla una interesante discusión durante toda una cena y que continúa en las copas posteriores en otro bareto hasta la madrugada. Tengo que añadir que, entre los componentes de la filosófica conversación, estaban el director, su inspiradora mujer, la actriz, el compositor de la banda sonora y yo misma, y nos sorprendió gratamente que pudiéramos hablar tantas horas sobre "Todo Mujer", nos alegró mucho que una obra de arte haya conseguido excitar tanto nuestros intelectos.
  
 ARANTXA DE JUAN
  
Rafael Gordon es un artesano que empieza a trabajar desde cada palabra o coma de un guion, que ha elaborado meticulosamente. Pero en el rodaje se deja llevar por lo que le ofrecen la imagen, los actores, la luz, con la pasión de un niño que cree en un arte vivo. Sin perder de vista la historia que quiere contar. Enamorado del universo femenino, nos ofrece a las actrices personajes llenos de riqueza en los que volar.
 
 
JULIA QUINTANA
Cuando Rafael Gordon me propuso trabajar en «Todo mujer» me ilusioné. Tras leer el guion nos comunicó que se rodaría en la casa palacio donde años atrás habíamos grabado «Mussolini va a morir», en la cual por exigencias del guion no se mostraban los rincones de aquel lugar, ya que la historia transcurría en un solo espacio. Ya entonces fue tema de conversación recurrente, entre el equipo, la magia decadente que tenía esa casa, la cual se encuentra en el centro, junto al acueducto, de la ciudad de Segovia, la ciudad donde nací y donde ha sido preestrenada.
Reencontrarme con personal técnico y artístico de la anterior película, como María Navarro en foto fija, Carlos Bonmatí en sonido y Miguel Torres como actor fue entrañable. El broche de oro fue que la película estuviera protagonizada por Isabel Ordaz.
Como Pedagoga me llena de orgullo poder colaborar en la visualización del Síndrome de Asperger, ya que la trama incorpora un personaje con este trastorno.
Haber participado en esta película ha sido significativamente especial.